Mi amigo Esmildo Machao
del transporte "La condena"
tenía una sola pena
y era un camión colorao.
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El se lo había comprao
despues de mucho pensarlo,
tenía mucha alegría
y ganas de trabajarlo.
Así jue por esas cosas
que se puso a trabajar,
el colorao sin chistar
iba y venía nomas.
Esmildo, iba analizando
lo que había que pagar,
no se bajaba ni a miar
con tal de poder pagarlo.
Meta lonja iba Machao
pues tal vez el se vería
montando algún reservao
en la costa el colorao.
Pagos de su juventú
donde boleaba avestrú,
y si algún dolor tenía
se untaba vivaporú.
Lo que no se imaginaba
despues de aquel negociao,
el del camión colorao,
que'l dueño se lo vendía
porque estaba engualichao.
Y así jué como en un viaje
el gualicho revivió,
y Machado lo tumbó
dejandoló a la miseria;
el chasis lo reviró,
las puertas no se le habrían,
la cabina de torcida
cuatro latas parecían;
y el pobre Esmildo, mi amigo,
que era negro el desgraciao,
de los pelos al ombligo
quedó negro machucao.
Que susto que se pegó
este paisano aquel día,
segun dicen los que estaban
que nada se le entendía.
Su mirada se perdía
como si hubiera chupao
y hasta se llegó a decir,
por la baranda que había
que'l Esmildo en aquel día
se hizo caca de parao.
Después andando en el tiempo
las cosas caminarían,
al camión lo arreglaría
para seguir trabajando.
Pero que quedó en mi memoria
por eso es este relato
de todos los malos ratos
que ha pasado este paisano
Como mensaje final
les dejo una alvertencia
que'l comprar no es una sencia
pero hay que saber comprar,
yo no compraré jamás
ni lo quiero regalao,
recordándolo a Machao
ningún camión colorao.
Letra: Sergio Herrera Herrera
Este relato lo escribí hace muchos años, más de 17, cuando prestaba servicios en una empresa de transporte. Está dedicado a uno de los choferes que trabajaban en aquel tiempo, un paisano de la Costa del Colorao, con mucho respeto y cariño, el Esmildo Machado.
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