Una mañana, bien tempranito
A mi caballo lo ensillé,
Mientras lo hacía le calculaba,
El día entero caminaré.
Pise el estribo, culo pesado
Sobre el recado me enhorqueté
Y ya silbando un valsecito
Del rancho al trote, yo me alejé.
Cerca e´ las casas un bulto raro
Para el naciente lo divisé,
Y con la duda de un paisanito
Siempre al tranquito, me le arrimé.
Unos cachorros iban conmigo
Siempre pa´l campo salen a andar,
Y al acercarme no imaginaba
De que`l peligro iba a encontrar.
Ya los cachorros meta ladrido
Se dieron cuenta que iba a pasar
Y por los aires desparramados
De uno en uno, los vi volar.
Un hocicudo, chancho grandote
Se vino al humo y no dude,
volqué en las riendas a mi caballo
Firme un azote le acomodé.
Volví pa`l rancho a la disparada
Pues la chivada se iba a sacar
Le peque el grito a mi patrona
Pa´ que las eche para el corral.
Guarda las chivas, cerrate el rancho,
Subí al altillo, yo le grité
Traigan un rifle, se viene él chancho
Y para el campo, ya lo saqué.
Mientras los perros, meta ladrido
Entre los gritos, yo vi volar,
El hocicudo muy enojado
No me dejaba ni respirar.
Por fin el rifle, llega a mis manos,
Sobre el caballo me acomodé,
Mientras sentía un olor raro
Al hocicudo le disparé.
Gracias Diosito!, me repetía
Mientras volvía, me persigné,
Y allá en el rancho, con mi familia
Rumbeando al baño, me la encontré.
Que susto grande pasé ese día,
Seguro nunca, voy a olvidar
Del hocicudo, de la corrida
Y lo del baño mejor, ni hablar.
(09/06/02) – Sergio Herrera Herrera
Basado en un relato de mi amigo Nicanor Carrasco sucedido a él en Estancia Vieja, Gral. Roca ( RÍO NEGRO)
